La planificación se considera que es uno de los componentes esenciales del ajedrez, una condición sine qua non para su buen desarrollo. Así, se afirma, no sin acierto, que es necesario planificar tanto las partidas (recordemos el viejo aforismo de que “es mejor tener un mal plan que no tener ninguno”) como la preparación tanto individual como por equipos. De igual manera, resulta precisa una gran dosis de planificación para la formación de terceros en ajedrez, para su entrenamiento y hasta para llevar a cabo una sección como la que nos atañe.
No obstante, si bien es cierto todo lo anteriormente citado, no lo es menos que un cierto grado de improvisación, dejar algunos tornillos “un poco flojos” que nos permitan adentrarnos en los mares embravecidos de la creatividad, de la heterodoxia, son en gran parte un poco de aquello que sigue haciendo de nuestro deporte-juego-pasatiempo, algo “humano” (ya que de lo inhumano de algunos ya hemos tenido dos semanas seguidas), divertido y en muchas ocasiones brillante (¿por qué no artístico?).
Como ya podréis podido suponer, esta introducción viene al pelo para argumentar la elección tomada hoy. La idea para esta semana era otra (que no voy a adelantar ya que sólo se posterga hasta la siguiente) pero los hados del destino y de la navegación por la red hicieron que google mostrara algo de lo mucho que ICC para mí se mantiene (mantenía en este caso) ignoto. La sorpresa surge ayer, cuando buscando noticias sobre Kasparov aparece una referencia a una sesión de rápidas jugadas en 1998 en ICC contra Kramnik y, con las mismas, una sesión de simultáneas de este último en el 2006 contra doce jugadores. Con lo que dicho y hecho y estas dos muestras suplieron “el plan” primigenio y es que, en ocasiones, lo mejor de tener un plan es la “erótica” posibilidad de transgredirlo.
Pues que lo transgredamos bien y disfrutando. Salut.
Simultáneas de Kramnik
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